Nos encontramos con Sergiy Bachinskiy, ciudadano de Ternópil de 41 años, por casualidad,
aunque terminamos comiendo juntos; habla perfecto español y portugués. «Fui profesor de
kick boxing en Portugal -asegura- y campeón de Ucrania». Después, se empleó como
guardaespaldas de autoridades en Madrid y guarda un gran recuerdo de aquella época. De
hecho su familia vive en España. Lo cual le tranquiliza, dada la situación. Aunque él está
movilizado a la espera de que le llamen para combatir, cosa que no parece preocuparle. «Los
ucranianos somos muy duros», dice. No tiene buenas palabras para el pueblo ruso: «No hay
nada que hacer con los rusos -mantiene-. Mi tío emigró a Siberia y ahora es uno más de ellos.
Hace poco, mi padre le llamó y comentaron los acontecimientos. Mi tío le dijo que la guerra
nos la teníamos merecida. Que era culpa nuestra». Ahora -asegura-, los hermanos no se
hablan. Respecto a la gurera es optimista: «No hay duda, vamos a vencer. Repite una y otra vez
que los ucranianos son como rocas y que él no tiene miedo alguno mientras espera su turno de
ir al frente».

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