La historia de Cáritas Donekst es curiosa. Abrió en esta ciudad en 2003, pero tuvo que cerrar sus puertas en 2014, al ser tomada por los rusos, que amenazaron a los voluntarios de la ONG. Hoy Cáritas Donekst está en Dnipro. Porque sólo en este oblast hay 377.000 refugiados que tuvieron que huir de Donekst para no ser asesinados, por ser pro ucranianos. Tal y como explica la directora Svetlana Shuch. Hoy llegan con lo puesto a la pequeña iglesia de madera montada por Cáritas como comedor donde se les sirve pan y arroz con pollo y un revitalizante Borch. Pero las calles están llenas de mendigos que vienen del este. Que duermen tirados, algunos buscando el calor de una descascarillada tubería.