-La batalla por Kiev es un órdago. Los rusos montan un aterrorizante avance con miles de tanques y camiones hacia la capital. Fian todo a la incomparecencia del enemigo. Pero este apare emboscando al enorme convoy en bosques y aldeas con los famosos Javelin y otras armas antitanque. También con los drones Bayraktar, etc. Entonces viene el caos. Partes del convoy quedan aislados y sin gasolina, municiones, ni comida. Los soldados se ven obligados al saqueo, se abandonan carros blindados en mitad de la nada, etc. Una chapuza. El ejército de tanques más poderoso vencido por unidades de infantería ligera montando «operaciones avispa».
-Tras mucho desastre, Rusia pasa a una segunda fase, para tomar Donbass, aplicando su doctrina. Consistente esta en usar los lanzacohetes MLRS y cañones a cientos para destruir la primera línea ucraniana y después avanzar con muchos tanques y soldados. Es su doctrina y es efectiva porque es probablemente el ejército mejor dotado en estas tres armas. Crean un infierno de fuego no preciso sobre un área y la toman. Así aplicando su doctrina de guerra, con mucho esfuerzo, toman Popasna Severodonekst y Mariupol. ¿Donde falla esta estrategia? En que necesita ENORMES depósitos de obuses, cohetes y material para blindados. Y unas líneas logísticas tremendas.
-Entonces llega Ucrania con los Himars y los sistemas de cohetes MLRS occidentales, que no forman cortinas de fuego imprecisas como los rusos, sino pequeñas y precisas. Y más profundas. Con pocos cohetes son efectivísimos (7 metros de error los Himars) y muy destructivos. La inteligencia satélite estadounidense les dice donde disparar estos Himars. Pocos disparos en lugares clave. Depósitos de municiones, centros de mando, vias férreas y puentes. No atacan la primera línea sino la retaguardia, la logística. Desarman al ejército enemigo y toda su doctrina se vuelve inhábil. Resultado: se colapsa la enorme logística rusa. Estos ya no tienen cohetes, ni obuses ni piezas para tanques, para aplicar su doctrina de «tormenta de fuego».
-Con pocos disparos precisos en retaguardia, los ucranianos son mucho más efectivos que los rusos con su salvaje potencia de destrucción imprecisa «de primera línea». Doctrina del siglo XXI vs ejército del siglo XX.
Colapsada la logística del elefante con pies de barro empezieza la ofensiva ágil de unidades rápidas y ligeras que muchas veces atacan de noche. Con los resultados que estamos viendo.
Acostumbrados a la guerra a medio gas de 2014, los rusos no han sabido reaccionar ante un ejército ucraniano, pequeño y agil, que usa tácticas OTAN como ataques relámpago nocturnos. Como se ha visto en Kherson, donde las avanzadillas ucranianas atacaron en blindados y vehículos ligeros a toda velocidad en mitad de una noche de niebla. Ni los vieron venir. Y cuando lo hicieron no tenían equipo para responder. Faltos de todo y desde luego de equipos de guerra nocturna.
Rusia va a traer 300.000 soldados nuevos al frente. Reservistas pobremente entrenados. Nada hace pensar que su papel sea mejor que los 100.000 profesionales que Rusia perdió entre muertos y heridos desde el comienzo de la guerra. Los ocuparán en labores de segunda línea o para ocupar trincheras. Mi opinión es que, como mucho, conseguirán estabilizar el frente en primavera. Y si meten 1000.000 de hombres, aunque solo sea por el número, alguna contraofensiva montarán, pero todo apunta a que chapucera, sangrienta y descoordinada logisticamente hablando. No. No hay aquí un «game changer» como no sea el de asegurar Crimea y Donbass.
Los drones Shahed-136 que usa Putin son iraníes pero las piezas más sofisticadas son chinas. En Irán sólo se ensamblan. Así China apoya sin apoyar y sigue haciendo negocio.